martes, 27 de agosto de 2013
miércoles, 21 de agosto de 2013
AYER NO ES COMO HOY
Para J.F
A VECES Quería contar cosas alucinante como esas historias épicas que pasan en las series de televisión, que son interesantes, precisamente, porque no suelen ocurrir. En una vida normal y corriente, hay situaciones que no llegan, y si suceden, aparecen a una escala tan pequeña que resultan desprovistas de gracia. Entonces, no había series. La películas que veíamos, siempre me parecían un rollo, no entendía nada, no me podía concentrar. Sólo podía sentir el calor de mi cuerpo y no había nadie en la butaca de al lado. Después a casa. Caminábamos y reíamos sin encontrarnos en el mismo cine
¿Qué
podría ser interesante a estas alturas?
Sigo sin concentrarme pero siempre tengo respuesta cuando no entiendo algo. Es
bonito sentir el calor del cuerpo de quien te gusta.
Los dos habíamos hecho cosas que no podíamos contar a nadie. Lo
sabíamos. Por eso llegó un día en que no paramos de hablar de cualquier tontería, como si no
sucediera nada más en ningún lugar. Comenzamos a pasear, uno al lado del otro, contentos y felices.
Sin darnos cuenta, a veces, nos cogíamos de la mano. Las rutinas divertidas pueden ser historias épicas
martes, 20 de agosto de 2013
NO SE DICE SIEMPRE NUNCA
Siempre me gustaron las rectas.
Tan correctas ellas, tan exactas.
Con rectas aprendí que podrían construirse los más disímiles cuerpos geométricos.
Un cubo, una pirámide, y hasta una casa.
Tuve una madre muy recta y rectos maestros.
Al final, mi desviada adolescencia acabó rectificando.
Llegué a ser, lo que se dice, un hombre recto; listo para el matrimonio.
Todo fue bien hasta que llegaste tú:
Nadie me había dicho que la recta es solo un pequeño trozo de curva
y que lo importante era saber cuándo cambiar de dirección.
No me hablaron del espacio, ni de las órbitas.
Ni de las caderas que tuercen hasta al más recto de los hombres.
Ni de esos volcanes apezonados, en nada rectos.
Estoy a punto de quedar solo en este mundo porque mi rectitud me impide orbitar:
Claro; no es posible dar la vuelta a un corazón rectilíneamente.
Ya ves, mujer de claras curvas.
Que esos aguaceros de disculpas no son más que discontinuidades de estas rectas mías,
Que han tenido que aprender a borrarse algunos trozos
para trazar; a tu gusto,
alguna que otra imperfecta flor.
Tan correctas ellas, tan exactas.
Con rectas aprendí que podrían construirse los más disímiles cuerpos geométricos.
Un cubo, una pirámide, y hasta una casa.
Tuve una madre muy recta y rectos maestros.
Al final, mi desviada adolescencia acabó rectificando.
Llegué a ser, lo que se dice, un hombre recto; listo para el matrimonio.
Todo fue bien hasta que llegaste tú:
Nadie me había dicho que la recta es solo un pequeño trozo de curva
y que lo importante era saber cuándo cambiar de dirección.
No me hablaron del espacio, ni de las órbitas.
Ni de las caderas que tuercen hasta al más recto de los hombres.
Ni de esos volcanes apezonados, en nada rectos.
Estoy a punto de quedar solo en este mundo porque mi rectitud me impide orbitar:
Claro; no es posible dar la vuelta a un corazón rectilíneamente.
Ya ves, mujer de claras curvas.
Que esos aguaceros de disculpas no son más que discontinuidades de estas rectas mías,
Que han tenido que aprender a borrarse algunos trozos
para trazar; a tu gusto,
alguna que otra imperfecta flor.
Miguel Erasmo Zaldívar Carrillo
jueves, 15 de agosto de 2013
DESPUÉS DE LAS FIESTAS
Y cuando todo el mundo se iba
y nos quedábamos los dos
entre vasos vacíos y ceniceros sucios,
que hermoso era saber que estabas
ahí como un remanso,
sola conmigo al borde de la noche,
y que durabas, eras más el tiempo,
eras la que no se iba
porque una misma almohada
y una misma tibieza
iba a llamarnos otra vez
a despertar al nuevo día
juntos, riendo, despeinado.
JULIO CORTÁZAR
miércoles, 14 de agosto de 2013
lunes, 12 de agosto de 2013
domingo, 11 de agosto de 2013
viernes, 9 de agosto de 2013
RAREZAS
Isabel se siente
muy poco especial por eso la gente con manías le resulta encantadora. Suele
copiar taras de los demás. Allá donde ve un atisbo de genial locura, va ella y
se lo lleva consigo. De este modo copió la manía de su amigo Carlos de encender
el secador antes de dormir (pues el sonido metálico le relaja), de Fernando
ordenar sus cactus en fila india en el sillón, de Claudia se guardó que siempre tenía que
ir vestida con los tonos de la esvástica: rojo, negro y blanco. Ésta última
manía le ha provocado verdaderas obsesiones y ha llegado a comprarse fulares rojos y pendientes
por el camino para llegar impecable a algún sitio en el que no le suele esperar
nadie. Una vez consiguió que le abrieran una tienda a las nueve y media de la
noche y todo. Como le gusta el color rojo, se hizo de Vodafone; por su color y
por su positivo slogan… ¡Vive la vida, vive Vodafone! No le dan muchos besos
pero suele dejar su huella dactilar y un boquete jodedor en los productos
cosméticos ajenos. Esta última manía, no sabe decir exactamente a quien se la
ha copiado pero piensa que su futura pareja tiene que ser, sin duda, amante de
dicha práctica.
jueves, 8 de agosto de 2013
miércoles, 7 de agosto de 2013
COSAS QUE DETESTO
Odio las gasolineras, es un infierno como otro
cualquiera. En los aeropuertos, sin embargo no existen. No me gusta su diseño,
ni las tiendas que tienen llenas de comida de astronautas con sabores
plastificados. Además, en los baños de las gasolineras, casi nunca hay papel. Las gasolineras son un poco como la vida, te dan combustible para seguir pero no hay ningún extra, hay que seguir buscando por el camino.
martes, 6 de agosto de 2013
IN-COMUNICACIÓN
La abuela esperaba al cartero cada mañana en
el banco de la plaza del pueblo para ver si traía correo del abuelo que estaba
en una guerra por equivocación y porque le había tocado.
La madre paseaba por una carretera que no iba a ningún sitio porque
era donde trabajaba el padre. Cuando él
la miraba, ella rezaba para que todavía se le notara el pintalabios que había
pedido prestado.
Los hermanos desaparecían con el sonido del teléfono fijo. Era fácil
encontrarse al otro lado del cable con
sus novias y las palabras.
A ella le ha tocado meterse
cada 20 segundos en Facebook para ver a
quién escribe el que no le escribe. No sabe si darse de cabezazos contra su
muro o cambiar su estado de soltera por el de “vaya puta mierda”.
lunes, 5 de agosto de 2013
Suscribirse a:
Entradas (Atom)